sábado, 21 de abril de 2007

Historia del Lago de Bolarque (Parte I)




HISTORIA DEL LAGO DE BOLARQUE Y SU COMARCA
Parte I: Desde la Prehistoria hasta la batalla de las Navas del Marqués.

por Óscar Quirós.

El Lago de Bolarque y las tierras que lo circundan pertenecen a una unidad geográfica definida por la Sierra de Altomira y la confluencia de los ríos Tajo y Guadiela, y en menor medida, Arlés y Jabalera, en la comarca que actualmente se denomina la "Baja Alcarria". La presencia del agua, las ricas y fértiles vegas, la madera de sus bosques, la abundancia cinegética y las facilidades orográficas para su defensa, posibilitaron que estuviesen pobladas desde tiempo inmemorial.
Los escasos restos arqueológicos descubiertos en la zona, permiten fijar los primeros asentamientos en el período Calcolítico (2.500 - 1.700 a.n.e.). En este período de la protohistoria, también conocido como la Edad del Cobre o Eneolítico, aparece por primera vez en la Península Ibérica la agricultura organizada y el descubrimiento de la fundición del cobre. Así, podemos constatar cómo pequeñas comunidades ganaderas y agrícolas se fueron asentando de forma más o menos permanente en las márgenes del Tajo, principalmente, en el término de Almonacid de Zorita.
Las primeras referencias históricas sobre nuestra comarca, nos hablan de la existencia de un asentamiento íbero conocido como "Palaterna", que fue destruido por el pretor romano Tito Sempronio Graco sobre el año 180 a.n.e., y que muchos historiadores se empeñan en identificar con la actual Pastrana. Lo único cierto a fecha de hoy, es que este asentamiento íbero sigue sin encontrarse y, por lo tanto, lo único que podemos afirmar es que existió, aunque desconocemos su localización exacta y el nombre de la tribu celtíbera que lo poblaba. En todo caso, lo que si podemos adelantar es que en el término de Pastrana hemos podido encontrar, en unas cuevas labradas artesanalmente en la roca, una estela tallada con una veintena de caracteres del alfabeto ibérico septentrional todavía por descifrar.
Simultáneamente, a orillas del Río Guadiela y sobre el Monte La Rinconada (826 m.s.n.m.), en el término de Cañaveruelas (Cuenca), la tribu celtíbera de los "Olcades" levantaron una enorme ciudad fortificada en un paraje de inigualable belleza conocida como Erkauika, la Ercávica romana.
Es a partir del Siglo II a.n.e., cuando los ejércitos romanos conquistan la Península Ibérica denominándola, a partir de entonces, Hispania y dividiéndola en cinco grandes provincias administrativas. Bolarque queda ubicado en el extremo septentrional de la provincia Cartaginensis, limitando con Lusitania al Oeste y con Tarraconensis al Noreste.
La presencia romana en Bolarque viene determinada por la reconstrucción de Palaterna llevada a cabo, 125 años después de su destrucción, por el cónsul Paterno Paterniano, denominada a partir de entonces "Paterniana" según el historiador Ptolomeo; y por la expansión de la ciudad de Ercávica, dada su estratégica posición en el nudo de comunicaciones que los romanos extendieron a través de La Alcarria. La existencia de los restos de las calzadas de la vías romanas que unían Segontia (Sigüenza) con Segóbriga (Cuenca), Segóbriga con Complutum (Alcalá de Henares) y Ercávica (Cañaveruelas) con Segóbriga nos dejan innumerables restos de su ingeniería como un puente sobre el brazo del Río Guadiela conocido como el Pontón y el, también, puente romano sobre el Río Tajo que se levanta en el término de Auñón.
La forma de vida de la población durante el Bajo Imperio Romano viene determinada por la anarquía de poder y las largas luchas civiles, provocadas por los continuos levantamientos de las tribus celtíberas, de los Siglos II y I a.n.e. Este estado de alzamiento permanente, repercutió notablemente en el desarrollo de la rutinaria vida en las provincias de Hispania, produciendo una profunda crisis económica y social. La clase urbana hispanorromana, culta y aburguesada, vio escaparse de sus manos la dirección de nuestra provincia en favor de las clases rurales. La quiebra de las instituciones municipales, claves de su antigua prosperidad, dio lugar a una organización burócrata al servicio exclusivo del despotismo imperial y militar. Sólo la población rural, las "Villae" o grandes fincas de propiedad privada a las que no llegaba la acción directa del Estado, conservarán su autonomía e irán fortaleciéndose a través de la creación de núcleos independientes que, por sus propios medios, agruparán a sus habitantes y desarrollarán sus fuentes de riqueza, protegiéndose si es necesario con sus propias gentes armadas. La explotación de estos latifundios solía estar administrada por delegados del terrateniente.
Los hallazgos realizados en las proximidades de Albalate de Zorita, Zorita de los Canes y en el paraje conocido como "Las Colonias", da fe de la existencia de estos núcleos. En ellos, el centro del dominio territorial lo constituían las "Villae" con la residencia del "dominus", las dependencias y las tierras que el dueño se reservaba para ser explotadas directamente, mediante mano de obra esclava. Los campos restantes, se cedían, generalmente de por vida y en pequeñas porciones de tierra, a los agricultores (colonos o arrendatarios) que las cultivaban satisfaciendo un censo anual al Señor. A veces, la cesión de las tierras adoptaba una encomendación territorial e implicaba una relación de patrocinio que obligaba al encomendado a la prestación de servicios personales en beneficio del Señor. Por lo que el dominio era una fuente de ingresos directos (rentas) e indirectos (servicios) que satisfacían los campesinos al Señor.
En el Siglo V d.n.e., concretamente a partir del año 409 d.n.e., vándalos, suevos y alanos entran en Hispania aprovechando el desmembramiento y debilidad del Imperio Romano de Occidente y son, precisamente los alanos, los que se instalan en las provincias romanas de Cartaginensis y Lusitania. Rávena, la nueva capital imperial romana de Occidente, solicita ayuda a sus aliados godos que invaden la Galia e Hispania, expulsando a los alanos al Norte de África, e instalando su primera capital en Toulouse (Francia). Posteriormente, otra tribu bárbara, los francos procedentes del Norte de Europa, invaden el territorio visigodo de las Galias. Unos doscientos mil visigodos se refugian en la Península trasladando la capitalidad a Toletum (Toledo), estableciendo una monarquía electa entre las familias nobles, el código jurídico conocido como "Lex Romana Visigothorum" (o Breviario de Alarico, promulgado en el año 506 d.n.e.), la división administrativa del estado en provincias o "diócesis", y el cristianismo de culto arriano - secta herética que sería practicada en la península hasta que, Alfonso VI, impusiera definitivamente el rito católico romano en el Reino de Castilla en el Siglo XI.
Durante este período, gracias a la excelente comunicación que, a través del río Tajo, se podía mantener con Toletum, la capital del reino, el Rey Leovigildo mandó edificar la ciudad conocida como "Recópolis" en homenaje a su hijo Recaredo, para celebrar las sucesivas victorias militares en la campaña dirigida contra los suevos (año 578 d.n.e.).
En el término de Zorita de los Canes, existe una necrópolis visigoda y los restos de un asentamiento permanente que, entre los Siglos VI y IX d.n.e. utilizaron los hispanorromanos, los visigodos y los musulmanes con varios niveles de intensidad, en un paraje conocido como "El Cerro de la Oliva", en lo que parece ser, según Juan Catalina García López y otros autores, la ciudad de Recópolis. Para llegar a esta conclusión, se están realizando exhaustivas excavaciones, dirigidas en la actualidad por el profesor Lauro Olmo y que fueron precedidas por los trabajos de Juan Cabré, que han sacado a la luz un "tesorillo de 90 trientes" con monedas acuñadas con las efigies de los reyes visigodos Leovigildo, Recaredo y Witiza, además de una importante colección de vasijas , tanto finas como ordinarias, así como ánforas de aceite de probable origen norteafricano. En todo caso, y de ahí mi precaución en no afirmar que este asentamiento sea Recópolis, también se han encontrado basas de columnas y un sarcófago de mármol blanco romano, así como monedas de la época de Graciano, lo que me hace presumir que la ciudad no era de nueva construcción. Dicho paraje aparece citado en las Relaciones Topográficas de los Pueblos de España mandadas por el Rey Felipe II con el nombre de "Rocha-Frida". Además, la identificación de la ciudad como Recópolis, se basa en los textos del geógrafo e historiador hispano-musulmán al-Raçi que en sus escritos únicamente afirma que "el alcázar de Zorita fue construido con piedra traída de la cercana "Raqqupel", en lo que se me antoja un pobre argumento para una afirmación concluyente y definitiva.
En todo caso, las tierras que ahora ocupan las aguas del Lago de Bolarque quedaron enclavadas en los límites de las Diócesis de Ercávica y Toletum.
En el 711 d.n.e. las tropas beréberes, unos siete mil berberiscos y sesenta árabes, al mando del esclavo liberto Tariq y del gobernador de la provincia de Ifriquiyya (la actual Tunicia y parte
oriental de Argelia) Muça ibn Nusayr, entran en la Península Ibérica en ayuda del Conde de Melilla y los partidarios de Akhila, hijo primogénito del legítimo rey visigodo Witiza, en su lucha contra Don Rodrigo, uno de los dux o condes que pretendían la sucesión en el trono de Toledo a través de la elección del monarca entre la nobleza.
Rápidamente conquistan Sevilla, Badajoz y Toledo ascendiendo, después, por el curso del Tajo hacia Guadalajara, Zaragoza y Navarra. Comienza así un período de 374 años de dominación musulmana en el que se destruyen las Diócesis visigodas de Toletum y Ercávica, pasando el territorio de Bolarque a depender de Bagdad, Damasco y el Califato de Córdoba.
Es, entonces, cuando se repuebla la zona, principalmente con beréberes de las tribus de los Banu Salim, Hawara y Madyuna, convirtiéndose la mayoría de los anteriores habitantes al Islam, quedando judíos y cristianos en clara minoría.
A este territorio se le conoció como la Marca Media, que se extendía a ambas orillas del Tajo desde Mérida hasta Medinaceli, realizando dos hileras de fortificaciones, alcazabas y torres vigías. La primera de ellas, en el sector nororiental de la Marca siendo sus principales núcleos de defensa Guadalajara, Alcalá de Henares, Talamanca, Hita, Alcolea de Torote, Sigüenza, Atienza, Brihuega, Cifuentes y Medinaceli. La segunda, ya en la otra orilla del Tajo, la encontramos en las poblaciones de Cuenca, Huete, Uclés y Santaver (sobre el Río Guadiela, junto a las ruinas de Ercávica).
Los hispano-musulmanes entonces, dirigidos por el militar beréber de la tribu de los mibnasa Shaqya ibn Abd al-Wahid (768 - 777 d.n.e.), trasladaron el poder político y militar de nuestra comarca a Zorita ocupando el despoblado hispanorromano, y luego visigodo, del Cerro de la Oliva (Madinat al-Raqqupel). Simultáneamente, Shaqya mandó levantar, un precioso e inexpugnable Alcázar sobre un cerro cercano conocido como "Las Peñas de Yta" fundando, definitivamente, la actual población de Zorita completando así la retaguardia mahometana.
En su paso por nuestras tierras, dejaron huellas evidentes de su sabiduría, conocimiento y avanzada tecnología ya que fueron, los hispano-musulmanes, los primeros en tratar de dominar las crecidas del río Tajo levantando una pequeña presa en la Olla de Bolarque, canalizando y utilizando sus aguas remansadas en los regadíos que profusamente aparecieron en las vegas de Almonacid y La Pangía. El aumento de la calidad de vida y, por ende, de la densidad de población se traduce en la aparición de decenas de nuevos términos toponómicos derivados de la lengua del profeta Mahoma que aparecen en la comarca como el "Colmenar del Morisco", en la Isla frente al embarcadero del Club Náutico Bolarque; la "Peña de Horeb", en Auñón; Albalate, "al-Balat", que significa Camino; Almonacid, "al-Mounia Çidi" que significa La Huerta del Señor; Almoguera, la despoblada Aldovera y Zorita o Zurita, La Altura de Yta, que han perdurado hasta nuestros días. Otros términos, más generales, son "Wadi al-Hayyara", Río Entrepeñas, para designar al Río Tajo; "Wadi al-Lah", Río Divino o Río de Dios, para nombrar al Guadiela, o "al-Qarriat", el Altiplano, para denominar a la meseta castellana.
Tras veintidós años de fitna, (ruptura o guerra civil) cae en 1.031, en Córdoba, la dinastía omeya. Todas las grandes familias árabes, beréberes o muladíes, quisieron hacerse con las riendas de al-Andalus, surgiendo por todas partes Sultanes de taifas, "muluk al-Tawaïf", que se erigieron en dueños y señores de las principales plazas. Toda la comarca de Bolarque queda entonces bajo la jurisdicción de la familia Banu Dil-nun, gobernadores de "Tulaytula", la Taifa de Toledo. Esta división territorial provoca enfrentamientos entre Taifas y luchas internas de poder, que debilitaron la estructura política, económica y, sobre todo, militar de al-Andalus. Esta situación es aprovechada por los reinos cristianos de Castilla y León que, de la mano de Fernando I, el Cid y Alfonso VI, consiguen avanzar la frontera desde el Duero hasta el Tajo, sin hallar apenas resistencia. En el año 1.085, Alfonso VI avanza, desde Brihuega, hasta Toledo destronando a Yahya ben Ismaïl ben Yahya "al-Qadir". A cambio, el rey castellano le promete ayuda militar para conseguir la Taifa de Valencia, en la que gobernaría hasta que el Cid la conquistase en el año 1.094. Sin embargo, los terrenos ribereños del Río Guadiela quedaron en poder musulmán bajo la jurisdicción de la qura o provincia de "al-Qunqa" (Cuenca) marcando así, el Río Tajo, la frontera natural entre los Reinos de Castilla, Toledo y al-Andalus.
El antiguo territorio musulmán de Zorita y sus aldeas dependientes son, entonces, incorporadas a Extremadura (Extremos del Duero), región que abarcaba desde Soria hasta Medellín, como "Común de Villa y Tierra de Zorita", nombrando en 1.097 al primo del Cid, el Capitán Alvar Fáñez de Minaya, Alcaide de la fortaleza y sus tierras aledañas. Mientras, en la orilla oriental del Río Tajo, va tomando enorme importancia estratégica las poblaciones de Huete, a la que los andalusíes amurallaron y dotaron de fortaleza y de las que todavía se conservan un torreón, restos de silos, aljibes, canales y dos de sus puertas de acceso: El Arco de la Medina y el Arco de Almázar, y "Uqqlis" (Uclés).
Esta condición de "última frontera" entre el mundo musulmán y el cristiano, marcará el devenir de la comarca en el Siglo XII, prácticamente, hasta la batalla de las Navas de Tolosa. De hecho, en el año 1.113, los almorávides, que habían entrado en la Península en el 1.086, retomaron la fortaleza de Zorita hasta que los castellanos consiguieron su expulsión definitiva y repoblaron, en 1.148, el Concejo con población procedente del Reino de Aragón, principalmente, mozárabes y judíos venidos desde Calatayud.
En 1.152, el Rey Alfonso VII donó a Martín Ordóñez las tierras de Anguix para que las poblara y levantara una fortaleza dominando el Tajo. Tres años más tarde, concedió a Pedro Jiménez el Señorío de La Pangía y el dominio de las tierras ribereñas del Tajo entre Auñón y Almonacid de Zorita, quedando la fortaleza de Zorita bajo la protección directa del Rey. Y en 1.156 es cuando se obtiene la primera noticia documentada de la existencia de Pastrana y Albalate de Zorita, dos pequeñas aldeas creadas a la sombra del gran Alcázar y que fueron entregadas por el soberano a los mozárabes que habían repoblado el alfoz años atrás.
En el año 1.174, el Rey Alfonso VIII dona a la Orden de Calatrava el castillo de Zorita y su Alfoz y, seis años después, le distinguió con un conjunto de fueros que incluían una referencia a la comunidad judía de la población. El barrio judío estuvo situado en la zona septentrional de la ciudad de Zorita, intramuros. La donación de nuestra comarca a la Orden de Calatrava y las posteriores medidas políticas, económicas y repobladoras que adoptó el monarca fueron, sin duda, el suceso más decisivo de la Edad Media para el futuro devenir del territorio.
En 1.177, el mismo rey castellano, aliado con otros reinos cristianos, toma la ciudad de Cuenca, repuebla las comarcas de la Serranía y la Alcarria conquenses entregándolas a la nobleza y a las Órdenes Militares, principalmente a la de Santiago. En el año 1.180 se confirmaba la importancia estratégica del Alcázar de Zorita cuando se dota a la Villa de un ventajoso Fuero, convirtiéndola en cabeza militar y económica del territorio reconquistado a esta orilla del Tajo.
Finalmente, la crucial batalla de las Navas del Marqués (año 1.212 d.n.e.) contó con la ayuda de las tropas calatravas de Zorita y decenas de soldados reclutados entre los civiles de nuestro Alfoz.
Nos cuenta la leyenda que los caballeros calatravos dejaron durante meses la fortaleza de Zorita vigilada únicamente con unos ruidosos perros que ladraban sin cesar durante las gélidas y estrelladas noches alcarreñas. Desde entonces, a Zorita se le añadirá el sobrenombre "de los Canes".
El incontestable triunfo de las tropas cristianas en la contienda alejó, definitivamente, la amenaza, hasta entonces inminente, del dominio sarraceno y produjo el desmembramiento del imperio almohade en lo que se viene llamando los "terceros Reinos de Taifas", facilitando así el previsible, futuro y definitivo avance cristiano hacia el Valle del Guadalquivir.

(Continuará).


Artículo publicado en la Revista "Lago y Montaña". Número VI. Ed. Asociación Cultural "Lago de Bolarque". Almonacid de Zorita (Guadalajara, 2.005)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola óscar.

Por Toledo también pasearon algunos de esos nobles, me suenan los apellidos Pacheco, Giron, Velasco. Estos últimos lucharon contra los moriscos a mediados de 1400 en mi pueblo y ganaron. Desde entonces tenemos un riscal llamado "El Riscal de velasco"

david

Anónimo dijo...

Hola : soy Isabel, estoy haciendo un trabajo, para la inauguración de la represa de Bolarque que se inaugurará con motivo del 100 aniversario. Estaba buscando algún vestigio arqueológico para hacer una pieza conmemorativa y he visto la foto de cabecera de este artículo, me interesaría saber donde está para reproducirla en bronce.
Te agradecería que me pudieras ayudar.
Por otro lado felicitarte por la página, cuando vaya a Egipto o alguna excursión sin duda utilizaré tus datos
gracias, mi correo es isabel@meirat.com

Anónimo dijo...

lo que yo queria, gracias