Un grito a la Libertad
UN GRITO A LA LIBERTAD
por Óscar Quirós Romero
Algunos de los nuevos, y no tan nuevos, valores que nos están tratatando de inculcar nuestras ínclitas autoridades desde que comenzó este milenio han reavivado en mi interior un olvidado debate que ya creía - tras treinta años de monarquía constitucional y normalidad democrática - sobradamente superado.
Parece ser que los señores que nos han venido "representando" - tanto de un signo político como de otro - durante los últimos once años, se han olvidado de la igualdad de oportunidades, del derecho a decidir por uno mismo y de las libertades individuales por las que lucharon nuestros padres y abuelos, con las libertades que soñaron para nosotros, y con las que nosotros seguimos soñando para nuestros hijos.
De repente, apenas sin darnos cuenta, los españolitos de a pie tenemos miedo a conducir después de comer o cenar en un restaurante, prohibido adquirir bebidas alcohólicas entre las diez de la noche y las nueve de la mañana, restringida la calada de un cigarrillo, puro o pipa porque tenemos un techo encima, ir al mercado a comprar ciertos alimentos porque son perjudiciales para la salud e, incluso, hacer una barbacoa o regar el jardín de tu propia casa. Nos dicen que no debemos comer grasas saturadas, que, de pronto... ¡sorpresa!... el aceite de oliva es beneficioso para la salud y que la cerveza, ingerida con moderación, baja el nivel de colesterol. Ahora, también, nos critican a los que, voluntariamente, practicamos "¡deportes de riesgo!", como el senderismo, la hípica o la náutica, alegando que nos lesionamos fácilmente y que nuestros rescates son muy caros. Parece ser que nos pintan como si fueramos unos locos treinta/cuarentañeros inconscientes, que no tenemos ni la más mínima racionalidad y que - como no tenemos capacidad suficiente para decidir qué hacer con nuestro tiempo libre o nuestra salud - deben tomar "ellos", por nuestro bien, las medidas persuasorias y preventivas pertinentes.
Muy Señores míos:
¿Es lógico que en este país sea más caro "vivir sano"?
¿Desde cuándo es insano y caro para el Estado hacer deporte al aire libre?
¿Quién le ha dicho a Ustedes que es nocivo un chato de buen vino acompañado de una loncha de jamón de Huelva?
¿Cómo es posible que se considere un deporte de riesgo un estimulante paseo a lomos de un caballo, seguir un pista forestal hasta una cumbre o navegar por la superficie de un apacible Lago?
¿Qué extrana divinidad les ha insuflado en sueños el poder de decidir lo que es bueno o malo, lo que es sano o nocivo, lo que se puede y lo que no se puede hacer?
¿No sería mejor educar desde la infancia en vez de prohibir en la madurez?
¿No sería deseable que a cada individuo se le considerara "capaz" de elegir y decidir lo que hace "en" y "con" SU VIDA mientras no transgreda las libertades del cercano?
¿Es que Ustedes ven normal que cueste más un litro de leche que un litro de gasolina?
¿Es razonable que sea más caro un batido de fruta que un vaso de vino?
¿No corre más riesgo un niño en un estadio de fútbol que en una excursión en el campo con su padre?
¿Es que creen acaso que desde que Ustedes están sentados en su escaño nosotros no corremos más peligro?
¿Es esta la España democrática, ejemplo de libertad, igualidad, transigencia y calidad de vida, que Ustedes venden ante los Organismos Internacionales?
¿Es esto ser europeo?
La conclusión es evidente: ¡No!
Si uno no hace deporte, no fuma, no bebe, no conduce, no navega, no cabalga y no practica sexo... Si uno, únicamente, se levanta, va a la oficina, paga sus impuestos, vuelve a casa y se acuesta... no es que practique una vida sana y, necesariamente, tenga que vivir más años, sino más bien, y muy probablemente... se le hará la vida mucho más larga...
Y me van a permitir una última reflexión... los seres humanos somos sólo una casualidad, un capricho de la biología, de la naturaleza terrestre. Sobrevivimos en un minúsculo planeta de una recóndita galaxia dentro de un Universo casi infinito. Y si seguimos aquí, y si somos lo que somos, es por la capacidad de adaptación que nuestra especie ha venido demostrando a lo largo de nuestra breve historia. Curiosamente, y gracias a la tecnología y a las comodidades que hemos sido capaces de desarrollar, poco a poco vamos perdiendo esa capacidad de adaptación hasta que, simplemente, seamos capaces de diseñar nuestra propia extinción como especie.
Y como muestra, un botón: Un occidental actual, como Usted o yo mismo, duraría escasas horas vivo en una selva virgen.
¡Si!, ¡Así es! Nos extinguiremos gracias a nuestra propia evolución, porque perderemos la capacidad de intuir, de improvisar, de decidir por nosotros mismos. Dependeremos de un ordenador que nosotros habremos creado y programado previamente. Nos extinguiremos, seguramente, gracias a nuestro propio éxito.
Pero, esas personas que hoy nos dirigen se olvidan de lo más importante: La Vida.
Y vivir implica no dejar de luchar nunca.
El que sobrevive finalmente no es alguien que no tenga nada que perder, sino el que está dispuesto a arriesgarlo todo...
... y mucho más, si por lo que se apuesta es por el amor, la felicidad, la defensa de la libertad y la naturaleza. En definitiva... luchar por las generaciones venideras.
P.D.: Así que: "Si lo que quieres es vivir cien años, no vivas como vivo yo". (Joaquín Sabina). Y añado... "Y que nos quiten lo baila'o y lo aprendido".
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